miércoles, 10 de abril de 2013

Sopa China


Todo lo oriental me gusta mucho y me paseo feliz por los supermercados de Patronato, escudriñando estantes y contemplando con curiosidad las etiquetas de los diferentes productos que estas tiendas ofrecen. Me pasa que en cada signo percibo la historia y me acerco un poco más a uno de mis viajes soñados: China. Entonces cuando tengo ganas de sentir un sabor oriental, calientito y económico es cuando hago esta sopa que, en estricto rigor, es invento mío pero está inspirada absolutamente en la sencilla sopa miso que ofrecen en los restaurantes japoneses. Me encanta la pasta miso y el tofu que es lo mismo (poroto de soya) pero no igual. Juntos yo encuentro que hacen una linda pareja y muy nutritiva porque el poroto de soya tiene muchas proteínas. Tantas que duplican a las del queso y a las de la carne. Además, posee harto calcio así que es como para decirle chao a las proteínas animales. No sé, me pasa que un alimento así me cae bien porque es amistoso, generoso y no le hace mal a nadie. Lindo ¿no?
Bueno, vamos a lo que nos interesa: Sopa china hecha en casa. Sólo diré que es muy rica, fácil de hacer, pueden agregar más vegetales si quieren (brócoli, por ejemplo) y es la mejor manera de comenzar una cena oriental.

INGREDIENTES
4 personas

  • 200 gramos de tofu cortado en cubitos.
  • 1 cucharada de jengibre, picado finamente.
  • 1 zanahoria cortada en juliana finas.
  • 2 tazas de diente de dragón.
  • 1 taza de champiñones, laminados finamente.
  • 1 cebollín, cortado en diagonal y finamente, incluyendo la parte verde y tierna.
  • 2 cucharadas generosas de pasta miso.
  • Salsa de soya.

PREPARACIÓN

En el wok echar un chorrito de aceite y freír el jengibre hasta que dore. Agregar el tofu y freír un poquito. Añadir un chorrito de salsa de soya para hidratar. Cocinar por 5 minutos, revolviendo constantemente. Verter 1 litro de agua fría, la zanahoria y el diente de dragón. Llevar a ebullición a fuego fuerte. Cuando eso suceda, bajar el fuego y cocinar por 15 minutos más. Se puede agregar más salsa de soya, si quieren y les gusta ese sabor. Transcurrido ese tiempo, deshacer la pasta miso en una taza con un poco del caldo cocinado. Una vez disuelto, se incorpora al caldo junto con los champiñones, y cocinar por 3 minutos más.
Probar, agregar más soya si es necesario. Cuando ya la sopa tenga el sabor deseado, que finalmente es una mezcla de sabores ricos, lo salado de la soya, las verduritas y todo eso, agregar el cebollín y apagar el fuego. Revolver y servir.

Como leen, es una sopa súper fácil pero déjenme decirles que muy rica, especial para entibiar corazones fríos.

domingo, 31 de marzo de 2013

Crema de zapallo butternut

No recuerdo cómo descubrí el zapallo butternut pero ciertamente lo agradezco. A diferencia del zapallo camote, el butternut creo que es el perfecto para cremas ya que es suave, perfumado y cremoso, tres características importantes a la hora de realizar un crema. Con su clásica forma de pera, el butternut es de cáscara delgada y súper fácil de pelar, lo que facilita la misión ya que he sobrevivido a varios accidentes tratando de pelar la rebelde cáscara del zapallo camote, más dura y gruesa. Me pasa que cuando veo un butternut en el supermercado me viene una felicidad enorme ya que sé que la crema que cocine con él tiene un éxito asegurado, además de hacerme imaginar la situación idónea para saborear esta crema: un día nublado, frío y casero.
Un dato no menor sobre este zapallo: es rico en vitamina A y C, en betacarotenos, magnesio, potasio, calcio, ácidos grasos omega 3 y 6 y, para más, bajo en calorías.
La receta que comparto con ustedes la vi en algún sitio web pero le hice un gran cambio y es que no le pongo ni crema ni leche. ¿Por qué? La verdad no es necesario ya que este zapallo es tan cremoso que queda con una consistencia maravillosa. Ahora, si ustedes quieren incorporarle leche o crema, pues lo hacen. Sólo que para mi es una versión no sólo más light sino que 100% vegana.
Bueno, a cocinar y enamorar con esta deliciosa crema de zapallo butternut.

INGREDIENTES
Para 2 personas


  • 1/2 zapallo butternut pelado y cortado en cubos grandes.
  • 1 cebolla mediana, pelada y cortada en trozos medianos.
  • 2 dientes de ajo pelados y cortados en mitades.
  • Canela entera, a gusto.
  • Sal, pimienta.
  • Queso parmesano recién rallado (opcional).

PREPARACIÓN

En una olla colocar una cucharada de aceite de oliva e incorporar la cebolla y el ajo, cocinándolos hasta que la cebolla tome color dorado. Agregar los palos de canela y revolver por unos 5 minutos, para que la canela, al contacto con el calor, bote su perfume y sabor. Luego, agregar agua (aproximadamente 1 litro y medio) y cocinar a fuego fuerte hasta que suelte el hervor, luego cocinar por otros 10 minutos a fuego bajo. Pasado este tiempo, agregar sal y los trozos de zapallo. Tapar y cocinar hasta que el zapallo esté súper blando.
Cuando esto suceda, apagar el fuego y con un cucharón ir sacando los trozos de zapallo y colocarlos en la juguera. A esto, agregar unos 2 cucharones de caldo, o los que sean necesarios para que el zapallo se licúe bien (pero que no quede líquido sino que como una pasta espesa). Volver esta preparación a la olla e ir agregando más caldo (acá pueden poner leche, si quieren) hasta dar con la consistencia ideal que para mi es lo suficientemente espesa como para sentir la cremosidad pero que no llegue a parecer una pasta espesa. Esto es al ojo y es la mejor manera que tengo para describir como lo hago yo. 
Cuando tenga la consistencia ideal viene lo mejor: servir. 
En un plato colocar la crema de zapallo, espolvorear con queso parmesano recién rallado y pimienta recién molida. Yo ocupo pimienta de canelo, una maravilla que traje de Chiloé pero con pimienta negra queda igual de deliciosa.
Un DATO ñami: cortar trozos delgados de baguette, ponerle queso encima, llevar al horno hasta que el queso se derrita y colocar al fondo del plato, agregando la crema encima. 

Esta crema es tan sencilla y el zapallo tan delicioso que no necesita de tanto artificio para que llene el corazón de todos los comensales. Con una copa de vino, eso sí, el flechazo es instantáneo.